Algunos directivos de pequeñas y medianas empresas consideran que no pueden mejorar la satisfacción laboral de sus plantillas, pues no disponen de recursos económicos suficientes para llevar a cabo ambiciosos programas de beneficios laborales. Otras grandes organizaciones, en cambio, dilapidan importantes sumas de dinero en iniciativas que no consiguen motivar a los equipos, lo que pone de manifiesto que el problema no son las pequeñas inversiones. ¿Qué está fallando?